martes, 26 de noviembre de 2013

VI Festival de Cine Italiano de Madrid. L'arbitro.






Llegamos al ecuador del festival con el debut de Paolo Zucca, L'arbitro, conversión al largometraje de un corto del propio director de idéntico nombre que en su día recibió el David di Donatello.
Y con ella llega la que nos parece la mejor película de lo que llevamos de festival, una comedia grotesca de un humor particular, gran fotografía y muy disfrutable. El arte de saber tocar el pito en todo su esplendor.

Stefano Accorsi se encuentra espléndido en el papel de Cruciani, un árbitro de afamada reputación que aspira a llegar a arbitrar la final de la Champions League. Con ensayadas coreografías deleita a los espectadores y jugadores y sigue las reglas a rajatabla, viendo lo visible y lo invisible en el campo de fútbol.
Por otro lado, en un pueblecito de Cerdeña se disputa la tercera división regional y amateur pero que sus jugadores y vecinos viven como si fuese de primera. El Atlético Pabarile no ha conseguido puntuar aún, en cambio su gran rival, el Montecrastu, se encuentra líder de la clasificación. Pero la esperanza para el Pabarile llega de las manos de Matzuzi, un antiguo vecino del pueblo que ahora regresa de Argentina pretendiendo la mano de Miranda, la hija de Prospero, entrenador del Pabarile. Ambos mundos, primera y tercera división coincidirán paradójicamente por avatares del destino.


Una comedia grotesca, entendiendo "grotesco" no como algo malo, sino como ese subgénero de comedia italiana de humor burlesco, caricaturesco y crítico con su entorno, donde los más avispados o futboleros sabrán ver en L'arbitro referencias al escándalo de Calciopoli o el incidente del árbitro Moreno (en la película con el nombre de Mureno) que echó a Italia del Mundial de 2002. 
Tampoco se corta a la hora de caricaturizar a los ídolos (Matzuzi) ni la ferviente pasión que levanta este deporte, jugando con las referencias religiosas.

En un impecable blanco y negro, Zucca demuestra una gran plasticidad consiguiendo una fotografía muy cuidada y permitiéndose incluso un par de números musicales o coreografías bastante divertidas.
Una comedia de contrastes, de la pulcritud y asombrosos estadios llenos a los pequeños montículos con cuatro vecinos entregados, de los uniformes sponsorizados a los números malcosidos, del césped recién cortado al polvo de los campos de tierra y arena. Todo unificado con el buen hacer de un director entregado con una divertidísima comedia.

7/10

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