jueves, 21 de noviembre de 2013

Plan en Las Vegas. Cuatro amigos, muchas canas y una fiesta a punto de comenzar.


Si en abril nos llegaba Tipos legales, una película sobre el último trabajo de tres ex-mafiosos ya entrados en años protagonizada por tres viejas glorias (Pacino, Walken y Arkin), ahora aterriza en las carteleras españolas Plan en Las Vegas, otra película de similar estructura, esta vez cambiando a los tres gángsters por cuatro amigos sexagenarios cuyo “último trabajo” es la despedida de soltero de uno de ellos. Como ocurría en la primera, también está protagonizada por actores de renombre con una larga y gran trayectoria a sus espaldas: Morgan Freeman, Kevin Kline, Michael Douglas y Robert De Niro (que, como curiosidad, es la primera vez que coinciden los cuatro en una misma película). Todos ellos han ganado en alguna ocasión el máximo galardón de la Academia de Hollywood y entre los cuatro cuentan en su haber unas catorce nominaciones.

Además, al igual que en Tipos Legales, aquí también se apela a cierto aire nostálgico y entrañable durante toda la película.


Como si se tratase un híbrido entre Resacón en las Vegas y Cuenta Conmigo, cuatro amigos inseparables que se conocen desde los seis años reciben la noticia de que uno de ellos va a casarse (a estas alturas) y no se lo pensarán dos veces para reunirse como en los viejos tiempos y montar por todo lo alto una juerga en Las Vegas. El director Jon Turteltaub (Phenomenon, La búsqueda, El Chico, 3 pequeños ninjas...) enfoca la película con cierto tono maduro, pese a que la asociación “despedida de soltero” y “Las Vegas” suenen a todo lo contrario. Nos presenta la historia tratando la amistad y la vejez como temas principales, lo que hace que la comedia adquiera cierto cariz dramático en algunos tramos. Esto significa que los que esperan un Resacón en las Vegas en versión 3ª edad se vayan olvidando. Porque sí, hay puntos cómicos y escenas de risas, pero la dirección y ritmo empleados no es tan alocada, sacrificando comicidad por entrañabilidad. Esto hace también que el público potencial aumente de rango, desde jóvenes hasta gente cercana a la edad de los protagonistas.






Por contra, la historia no ofrece nada nuevo para considerarla atractiva. Morgan Freeman es un abuelo que, tras haber sufrido un ataque cardíaco, su hijo lo cuida como si fuera un niño más y se siente encerrado en su propia casa; Kevin Kline es un marido aburrido de su vida y falto de chispa en su matrimonio y Douglas y De Niro comparten historia sentimental al haber estado enamorados de la misma mujer. Estos tres conflictos que arrastran los protagonistas, que ya de por sí suenan poco atractivos, se resuelven de forma previsible y convencional.

Si bien se le puede achacar que la historia no arriesga, amarrada a un guión de manual, de personajes y situaciones esquematizadas y arquetípicas, contar con cuatro monstruos de la interpretación es sinónimo de garantía, ya que por sí solos levantan prácticamente cualquier película, sobre todo si ruedas con los cuatro a la vez y haces que se lo pasen genial (pues eso se traslada a la gran pantalla)



Una vez aceptado este hecho, el quid está en simplemente dejarse llevar y disfrutar con el carisma que desprenden los cuatro y sus dos o tres gags de carcajadas. Si eres capaz de pasar por alto la floja historia, entonces podrás ver que su duración es la adecuada, no hay repetición de chistes y la sonrisilla complaciente en el espectador es una constante a lo largo de la película.

Y es que si la pretensión es la de hacer pasar un rato ameno y lo consigue, no hay nada más que decir. Objetivo cumplido.

6/10

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