Locke
Año:
2013
Fecha de estreno:
22 de Agosto de 2014
Duración:
85 min
País:
Reino Unido
Director:
Steven Knight
Reparto:
Tom Hardy, Olivia Colman (voz), Ruth Wilson (voz), Andrew Scott (voz), Ben Daniels (voz), Tom Holland (voz)
Distribuidora:
Vértigo Films
Desde
que el film crease cierta expectación al llevarse uno
de los dos British Independent a los que optaba (mejor guión, en
lugar de mejor actor para Hardy), muchos ya le echamos el ojo y
seguimos la pista. Así que cuando Vértigo Films la compró para su
distribución en España, ya era solo cuestión de tiempo que le
echáramos el guante encima.
Aunque
Steven Knight nos defraudase con su primera película tras las
cámaras, Redención,
aún seguía siendo aquel guionista interesante de Negocios
ocultos
o Promesas
del este,
guión este último que le valió una nominación al Oscar.
Además,
que nos perdonen sus adeptos, pero Tom Hardy no es Statham, y aunque
es ahora cuando prácticamente está despuntando, su talento nos
parece bastante superior y menos limitado que el del famoso
“transportista”. Y es que, si dos cosas destacan a Locke
por encima del resto de thrillers convencionales son la actuación de
Hardy y el guión sólido de Knight.
Empezaremos
hablando del guión, una historia construida como si fuese el
edificio del que se habla en la película: a base de hormigón
sólido. Como la película es el protagonista, y el protagonista es
la historia, su historia debe ser lo suficientemente creíble e
interesante, y por ello Steven Knight rellena todos los huecos
posibles de su vida importantes para la trama y, como toda la acción
transcurre en un coche, un viaje a través de su psique emocional,
podría decirse; son las llamadas del protagonista hacia su familia,
compañeros de trabajo y demás los que desarrollan la trama y ponen
de manifiesto los antecedentes que explican los motivos de Ivan
Locke. Un trabajo nada fácil del que puede estar bastante orgulloso
Knight. No es fácil centrar la acción en un sólo escenario, pero
si encima hay un sólo personaje, hay que exprimir muy bien las ideas
y dosificar la información para que la película no se adolezca de
falta de ritmo.
Las
comparaciones en este sentido con Buried
son un tanto inevitables, pero ambas, a su estilo, han sabido
explotar el lado cinematográfico a una historia con la máxima del
“menos es más”.
La
trama podríamos decir que abre tres caminos diferentes sobre los que
versa la acción: la familia de Locke, su trabajo en la constructora,
donde ha destacado durante nueve años; y Bethan, la mujer que está
a punto de dar a luz un hijo suyo y hacia la que se dirige a ver al
hospital en Londres. Tres conflictos con los que deberá lidiar
mientras conduce, poniendo a prueba su integridad y resistencia
mental. Si bien es importante si Locke saldrá airoso de cada una de
estos problemas en los que su vida anda enfrascada, no lo es menos el
temple y la serenidad que demuestra tener su personaje.
Para
que la historia tenga sentido y peso dramático, se añade a estos
tres caminos una ventana al pasado de Locke: unas cuentas pendientes
con su padre que marcan realmente su actitud. Este punto clave de la
historia no se introduce por llamadas, ya que su padre está muerto,
sino que se representa mediante pensamientos en voz en off o
soliloquios que quizás no queden tan bien integrados como el resto
de la trama, pero acaba pasándose por alto, pues su papel y
dramatismo es mayor que la forma en que se introduce.
Así,
una vez sintonizamos de lleno con Ivan Locke, su vida es la nuestra y
sus problemas nos pertenecen, y es cuando el guión tiene el efecto
deseado y nos preocupamos bien poco si visualmente se hace monótona.
Estar encerrados en un coche es, para nosotros, lo mismo que tener
todos los problemas en la cabeza para Ivan Locke. No podemos escapar
a ellos y los enfrentamos tal como vienen y como buenamente podemos:
a través del móvil.
El
camino hacia el deber, lo correcto y lo moralmente aceptable es la
meta que persigue Steven Knight, y si lo consigue es también gracias
a un gran trabajo de Tom Hardy, limitado a un asiento del que nunca
se levanta y, por tanto, su trabajo es prácticamente facial y pura
contención. Hardy, que ha destacado en los papeles más diversos
como en Bronson, Warrior o El caballero oscuro: La leyenda renace,
vuelve una vez más a demostrar que una actuación destacada no es
simplemente el histrionismo más llamativo, sino la emoción justa en
cada momento justo, el tono de voz adecuado en el momento adecuado,
los gestos que hablan como palabras. Cuando te das cuenta de lo que
está pasando por la mente de ese personaje ficticio, el conflicto
latente en su mente y alma, es que se han hecho bien las cosas.
Y
por estas dos grandes cualidades, es que Locke
se convierte en un thriller muy solvente y destacable, que hace valer
los limitados recursos de los que dispone y presenta una historia en
la que no echas en falta nada y te mantiene en vilo durante toda la
proyección. Yo diría que eso bien merece la pena.
7/10
Ya tengo ganas de que la estrenen mañana, hay que ir a verla, muy buena crítica.
ResponderEliminar