jueves, 5 de diciembre de 2013

Tres bodas de más. El arte de no saber decir "no".



Los que me conocen saben que me cuesta digerir el humor patrio. No sé exactamente si es lo cargante de ver lo mismo de las series de televisión pero en pantalla grande, el abuso del humor verde pasado de rosca, personajes poco trabajados más tirando al tópico de turno... o una mezcla de todo y más cosas que me dejo en el tintero.
El caso es que, aunque no sean nunca buenos los prejuicios, siempre que me enfrento a una comedia española voy ojo avizor.

Pero este año ya van varios precedentes que han echado por tierra (con gran júbilo y entusiasmo por mi parte) dichos prejuicios y me han dejado un buen sabor de boca. Películas como Las brujas de Zugarramurdi, Al final todos mueren o La gran familia española, sin ofrecer, en apariencia, nada nuevo, han sabido jugar bien sus cartas ofreciendo risas con ingenio y picardía.
Y ahora, curiosamente otra película con bodas presentes, 3 bodas de más, aunque en menor medida, entrará dentro del saco antes mencionado.


Ruth (Inma Cuesta), una joven investigadora en una universidad, asiste a las sucesivas bodas de sus ex, de los que fueron los "hombres de su vida", sin que ella consiga encontrar a su media naranja. ¿Hay algo peor que tu ex novio se case con otra y te invite a su boda? Sí, que te pase tres veces en un mes, no saber decir que no, y que el único al que consigas convencer para que te acompañe sea tu nuevo becario. Un alérgico al compromiso, un surfista pasado de rosca y un transexual convertido en pibón... Tres ex novios para tres bodas. Un cóctel explosivo para Ruth, que tendrá que enfrentarse a su pasado y decidir con quién quiere compartir su futuro.

Javier Ruíz Caldera (Spanish Movie, Promoción Fantasma) acierta en poner de protagonista al personaje de Ruth, una chica torpe, insegura, que no sabe decir que no... pero a la vez encantadora. Inma Cuesta está perfecta en el papel, y nos regala momentazos como el karaoke de Carrie de Europe en el coche.
Del gran elenco de secundarios, es justo destacar a Rossy de Palma como la robaescenas. Un pequeño papel pero le saca el máximo partido y varias de las carcajadas están provocadas por su papel como madre de Ruth. En menor medida destacaría a Quim Gutierrez, un actor siempre cumplidor, el problema es que parece similar a sus otros papeles, lo que hace que destaque menos.


En general, cada personaje tiene su momento estelar y aunque no escapen a los tópicos del género, Caldera sabe enfocar estos tópicos en beneficio propio y de la historia. Un mensaje simple y eficaz adornado con gags que, como siempre, unos están más acertados que otros (una pena que, como suele pasar, la mayoría de las situaciones cómicas nos las destripan en el trailer y pierden parte de su fuerza cuando la ves).
A destacar también una banda sonora llena de éxitos nostálgicos que siempre da gusto escuchar.

La película consigue su propósito de hacer pasar un buen rato, pasando a veces por la delgada línea de lo escatológico pero sin llegar a ensuciarse del todo las manos y aportando dos personajes y un momento que al menos recordaré con gracia: El de Inma Cuesta y Rossy de Palma y el comentado momento del canturreo en el coche. Me quedo satisfecho con el resultado y el balance final es bastante positivo.

6,5/10

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