Basada
en el best-seller de Noah Gordon The
Physician
de 1986 y con el beneplácito de éste, nos llega una aventura
épica, un tipo de cine que ya es tan común de ver en las
carteleras, pues suponen un presupuesto elevado y unas duraciones que
pocas veces compensan con beneficios. Desde Alemania (aunque tanto el
equipo artístico como técnico comprenda a gente de todas partes del
mundo) nos presenta El
médico el
director Philipp Stölzl que, aunque ha hecho películas como
Nordwand,
Goethe!
o El
último testigo
(con Aaron Eckhart y Olga Kurylenko), es de suponer que es esta
última producción la que le dará más notoriedad.
La
película, ambientada en el siglo XI, nos habla de un joven llamado
Rob Cole, que, tras morir su madre de un mal que no tiene cura,
descubre que posee el don de predecir cuándo la muerte se acerca a
una persona. Acogido por un barbero-cirujano, aprende todo cuanto
puede sobre medicina, pero desgraciadamente en Europa no están tan
avanzados como en Oriente, debido a los impedimentos de la religión,
que tacha de brujería muchas prácticas, por lo que decide
aventurarse a Persia en busca de Ibn Sina, un reputado médico, y se
hará pasar por judío para evitar problemas.
El
libro, de unas 600 páginas, abarca evidentemente muchos más temas
que los reflejados en la película, donde se ha debido recortar
tramos para condensar tanto material en una sola película. Sin
entrar pues en juzgarla como adaptación, como película sigue los
patrones de una película de aventuras, sin arriesgar mucho pero
aportando presencia como para tomarla en serio.
Para ello se apoya en
dos reputados actores como Ben Kingsley y Stellan Skarsgård, que con
su mera presencia llenan la pantalla en sus apariciones. Olivier
Martinez (a quien ya vimos este año en la poco recomendable Marea Letal)
y Emma Rigby (quien luce más guapa en la película que de normal)
completan el elenco destacado de secundarios que, si bien no destacan
de forma positiva, tampoco lo hacen en el lado negativo, resolviendo
su personaje con cierto esmero, aunque quizás en el caso de Rigby se
caiga en el típico personaje de “mujer florero” que queda
relegada a un segundo plano. Curiosamente, tras contar con dos
actores de renombre en papeles secundarios, se ha elegido a un
desconocido como Tom Payne para el papel protagonista. No es un actor
de gran presencia física, pero acorde a lo dicho con Olivier y Emma,
no destaca en ningún aspecto. Siempre es mejor eso que no llamar
negativamente la atención...
Aquí,
realmente, el protagonismo se lo lleva la historia. Las aventuras de
un joven que pierde a su familia, se inicia como barbero-cirujano
pero al final viajará para dejar de ser un mero aprendiz y
convertirse él mismo en maestro. Se presenta el tema de la medicina
vs religión, aunque realmente, aunque tire más hacia el primero que
el segundo, tampoco censura a ninguno, ya que centra la negatividad
en los fanatismos más que en la religión por sí misma. De todas
formas, aunque de para debatir el tema, la importancia no cae en
dichos temas sino en la aventura por la aventura, el camino de Rob
Cole y su búsqueda del conocimiento para curar a las personas.
Que
nadie se asuste por la duración, ya que en ningún momento se hace
pesada, siempre están sucediendo panorámicas de bellos paisajes u
ocurriendo circunstancias que nos mantienen expectantes y el tono
empleado es en su mayoría desdramatizado, pese a que asolen pestes u
otros problemas. Esto es importante para ver el público al que se
dirige, muy acorde con las fecha fecha de estreno (vacaciones
navideñas) para evadir a familias y amigos haciéndoles pasar dos
horas y media en otro mundo. Así pues, los deseosos de este tipo de
películas pueden acercarse sin miedo, El médico cumplirá sus
expectativas.
7/10
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