jueves, 2 de febrero de 2012
Crematorio: El Arquitecto, el Ruso y el Mediterráneo
La sexta rescata la exitosa serie Crematorio al panorama televisivo nacional, realizada por el Canal +. Y para los muchos que ya la hemos visto, vía legal o ilegal, para que nos vamos a engañar, ha sido la sorpresa del año, colándose en el ranking de mejores series del año, a la altura de productos americanos y británicos. Las comparaciones llegan desde todas las vertientes, máxime si tenemos en cuenta que el producto español que la acompañó en su momento en la emisión original en el Canal + y el que le va a acompañar ahora en su emisión en la Sexta es más que pobre. Inefables series pueblan nuestra parrilla televisiva con las apuestas más casposas y anodinas, obviamente sólo al alcance de una industria como la española. Por lo que Crematorio se erige como chaleco salvavidas para los que aún, muy de vez en cuando, nos sentamos delante de la televisión, con la esperanza de poder disfrutar, aunque sea un poco, de un producto español de calidad.
El argumento principal es tan conocido por todos que da miedo: corrupción urbanística, sobornos, chantaje... No es difícil de reconocer, pero es mucho más que esto. Es la historia de una familia, de la lucha por el poder, de los celos, los engaños y las miserias de los Bertomeu, encabezada por un excepcional Pepe Sancho y acompaña por unos secundarios de lujo: el abogado sin escrúpulos interpretado por Pau Durà, Juana Acosta en el papel de mujer florero o Alicia Borrachero como hija de Ruben (Pepe Sancho). Sólo por nombrar algunos de los pérsonajes más carismáticos de la serie, aunque no son todos. La serie gira en torno al ascenso de Rubén Bertomeu en el negocio inmobiliario en Misent, una ciudad ficticia a orillas del Mediterráneo, combinado el flashback con el presente, a modo de guía para ir descubriendo poco a poco los entresijos de complicado entramado de la red empresarial de Rubén. Las tramas se desarrolla en espiral, cuyo vórtice es Rubén Bertomeu y todos se van deslizando hacía abajo, involucrándose en su vida de forma inexorable, provocando un caos del que pocos se escapan, siendo Pepe Sancho es una es especie de Rey Midas moderno.
Poco más se puede decir de la serie sin que destripe la trama. Sólo déjense llevar por sus magníficas actuaciones y sus poderosas secuencias exteriores bañadas por el sol del Mediterráneo; por el magnífico despliegue técnico al servicio de una un ficción que, por momentos, parece no serlo tanto. En definitiva, una de las mejores series del año y probablemente la mejor serie española de todos los tiempos, con permiso de la irreverente e inclasificable La hora Chanante , pero eso es harina de otro costal.
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