Paulette, no se se separa del cadáver de su perro y Michel, el hijo pequeño de la familia que la acoge, aunque algo mayor que ella, entabla con ella una relación muy especial. Al principio, Michel busca un lugar para dar sepultura al pobre animal, buscando en todo momento que la joven y desconsolada Paulette esté contenta. No obstante esté gesto tan sencillo desencadenara en un macabro y a la vez entrañable relación de amistad entre los dos jovenes. Una reflexión sobre la inocencia interrumpida, sobre la represión del dolor.
Al margen, la historia de la familia se desarrolla en un clima adverso. La comida escasea, las tensiones con los vecinos, que tienen un hijo que si ha ido a la guerra, mientras que la familia que cobija a Paulette. El ambiente religioso y la hipocresía, a veces forzada, a veces sincera, de la sociedad rural francesa durante la guerra, conforma un films atemporal y lleno de matices. Duro, pero sincero, Clément crea una obra maestra desde todos los puntos de vista. En su época el reconocimiento en cuanto a premios atestigua la calidad de este film, siendo galardonada con el Oscar a mejor película de habla no inglesa, León de Oro en Venécia, mejor película en el BAFTA y nominada al Oscars a Mejor historia.
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