Las reciente gala de los Oscars me lleva a recuperar películas olvidadas del pasado 2011. Bullhead fue la elegida por Bélgica para los Oscars. No ganó; estaba claro que Nader y Simin era la clara favorita, pero el ser nominadas ya es un punto. En mi opinión, El niño de la bicicleta de los hermanos Dardenne, también belga, es mucho mejor película que esta, pero no soy quién para juzgar las decisiones de la academia de cine de este país.
Bullhead es un drama envuelto en un ambiente de thriller oscuro y bastante retorcido. Todo se desarrolla en un ambiente cerrado, casi opresivo, relacionado con la cría de ganado, la mafia farmacéutica y el contrabando. Los planos del paisaje belga acompañan este singular drama. El personaje principal, Jacky Vanmarsenille, es un oscuro granjero al que su pasado le atormenta y no logra escapar de el definitivamente. El reencuentro con un amigo suyo de la infancia, al que había desterrado, hará que de nuevo surja el recuerdo de aquello que quería olvidar. La trama comienza con el asesinato de un oficial de policía relacionado con el tráfico de fármacos para la industria cárnica. El en desarrollo de la misma vemos varias caras de la moneda representadas por diversos personajes que de una forma un otra están relacionados. Los argumentos trazados en muchos casos son escasos, pero la falta de un antecedente y la originalidad los representado hace que la película cobre cierta forma.
Bullhead recuerda en cierta medida a la australiana Animal Kingdon de David Michôd, teniendo en común la sequedad con la que están contadas las historias y la frialdad para transmitir ciertos temas. También tiene mucho del cine indie americano por intentar sacar provecho de una fotografía insólita y una música mínima que dota de cohesión al conjunto. El amalgama de tramas, derivados del thirller puro y duro, el drama familiar y en cine negro atrapan al espectador en una historia que en el fondo esta vacía de sustancia, pero que nunca deja de ser inquietante, distando mucho de la perfección de Alejandro González Iñárritu en sus film más dramáticos, por poner un ejemplo.
En definitiva, Bullhead tiene varias cosas buenas y otras tantas muy malas, que hacen que la película se sitúe entre la mediocridad y la indiferencia. No es mala del todo y el intento del director por mostrarnos una realidad diferente y turbia se queda en eso, un intento. Es lenta a más no poder, larga para lo que la final nos cuenta y no consigue que te enganches del todo. Al principio, cuando la tenía reciente, pensaba que si era una buena película, que el director lo había conseguido, pero al pararme un segundo a reflexionar sobre ella y al tener que escribir cosas coherentes, me he dado cuenta de que ciertamente no hay mucho que agarrar. La recomiendo, única y exclusivamente, por tener unas interpretaciones decentes y por la novedad temática.
Está bien la peli, a mi no me dejó sabor amargo, todo lo contrario y eso es un punto a favor, el actor principal lo hace bastante bien...pero si tienes razón que la peli no es para tirar cohetes, pero se puede visionar tranquilamente
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