jueves, 30 de marzo de 2017

Ghost in the Shell. Lágrimas en la lluvia.

Título original:
Ghost in the Shell
Año:
2017
Fecha de estreno:
31 de Marzo de 201
Duración:
107 min
País:
Estados Unidos
Director:
Rupert Sanders
Reparto:
Scarlett Johansson, Takeshi Kitano, Michael Pitt, Juliette Binoche, Chin Han
Distribuidora:
Paramount




La sutileza es el gran factor diferencial entre el cine que se amasa en Japón y el que se manufactura en Estados Unidos, y Ghost in the Shell se convierte en una nueva prueba de esa comparativa entre cinematografías. Han pasado 22 años desde el estreno de la oscura visión de Mamoru Oshii del manga firmado por Masamune Shirow, que destilaba fugas de humor que en aquel anime no tuvieron presencia alguna. Oshii se tomó muy en serio la idea de insertar una conciencia humana en un cuerpo robótico elaborado artificialmente, envolviendo el relato con intrigas políticas y un ambiente tan viciado como deprimente. Ahora, en 2017, llega la inevitable versión hollywoodiense, que tendrá muy complicado resistir en la memoria durante dos décadas. O una.


A diferencia de la versión animada y del propio manga, la película de Rupert Sanders comienza con la elaboración de la Mayor, el personaje de Scarlett Johansson. Ya se nos avisa de que vamos a pasar mucho tiempo con ella. Pero lo más definitorio de esa secuencia inicial no es la espectacularidad de cada detalle que compone ese avanzado cuerpo, sino el diálogo entre la doctora y el responsable de la compañía tecnológica. Dicen muy poco, pero básicamente te destripan la película en sus primeros cinco minutos. En vez de permitir que la conciencia del espectador se despierte por los estímulos del film, el guion destapa el subtexto de la cinta: ¿buscamos armas ultradestructivas o humanos avanzados?

De ahí en adelante, el interés de la búsqueda existencial que expone la película pierde interés, y el espectador simplemente se encontrará con los artificios de unos efectos especiales impresionantes. También destaca la ambientación lograda, ya que la ciudad adquiere ese sórdido tono cyberpunk, aunque no se explote tan bien como en la original. Hoy en día el departamento de efectos especiales es el que más avanza entre una película y otra, y lo raro sería que en una producción de este calibre el aspecto visual no mantuviera el nivel o lo superara. En lo que a ello respecta, la película aprueba con nota, pero a estas alturas, con blockbusters semanales, los efectos no pueden ser el único atractivo de una producción. Y Sanders no es precisamente James Cameron, aunque se defienda en el terreno.

Scarlett Johansson cumple con su labor sin alcanzar el enorme carisma de sus incursiones en el universo Marvel, aunque hay que reconocer que carga con toda la película sin despeinarse. El pudor ha llevado a sustituir los desnudos originales por una funda sintética totalmente aleatoria, que en algunas escenas aparece como si fuera indisociable a la epidermis de la protagonista, y en otras nos encontramos con la tersa piel de la actriz. Una de esas contradicciones que cabe esperar cuando se ambienta una película en Asia y los personajes más relevantes son americanos o franceses. En cuanto al resto del reparto, Juliette Binoche y Takeshi Kitano iluminan ocasionalmente la pantalla, aunque sin demasiada trascendencia, y Michael Pitt apenas tiene presencia, a pesar de ser el antihéroe vital para comprender el mensaje.


En definitiva, Ghost in the Shell es un nuevo chute de anestesia producido en los rincones más conservadores de Hollywood, que actualmente se dedican a atiborrar al público con efectos especiales para ocultar los dolores del guion. Todo queda demasiado en evidencia, sin dar oportunidad a profundizar por voluntad propia, mientras que la original en menos tiempo condensaba un dilema mucho más elaborado y complejo. Paradójicamente, a esta nueva versión le falta corazón y le sobra carcasa, demasiado shell para tan poco ghost.

5,5/10

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