Versalles es el espectador de lujo para esta historia, una historia intemporal sobre el deseo y la pasión. Versalles no importa, lo mismo podría haber sido otro palacio o incluso haber realizado algo como en Dogville de Trier. Lo que verdaderamente le interesaba al director era retratar esa relación ente los tres personajes femenínos: Sidonie, la bordadora y lectora de la reina, campesina de ascendencia, un mero instrumento dentro de la corte. Bordar, seleccionar las lecturas que más convienen a la reina y realizar tareas varias son sus únicas ocupaciones. La duquesa Grabielle de Polignac, obviamente, carece de cualquier obligación y pronto se convierte en el juguete de la reina y por último la reina, un personaje que por primera vez se nos presenta de una forma distinta a la que nos tiene acostumbrado el cine y la literatura. La visión rockera de Sofia Coppola queda totalmente desplazada por una Maria Antonieta, aunque si que es un poco excéntrica e impulsiva, mantiene un tono contemplativo y sosegado que la otra "gran" adaptación cinematográfica sobre su vida, no indagaba.
Sidone, en las sucesivas visitas a la reina, va entablando una relación muy especial con ella, pero no todos los actos son interpretados de la misma forma. Sidonie, presa de su devoción por la reina, va adquiriendo cada vez un sentimiento, que, sin saber si simplemente es admiración o hay algo más detrás de él, hace que su actitud hacía la reina se vuelve reservada y a la vez ese sentimiento la haga que su desconcierto vaya en aumento. Verdaderamente, que la película se ambiente en los inicios de la Revolución Francesa, me deja con la duda de saber como hubiera evolucionado esta relación entre ambos personajes, porque está claro que si el pueblo francés en el 14 de julio de 1789 no hubiera tomado la Bastilla, la relación entre estos dos personajes hubiera sido muy distinta, o eso quiero pensar yo. No obstante, al margen de mis pensamientos, la película avanza de forma lenta y los pasillos de Versalles se transforman en un ir y venir de criados, señores y nobles tras el estallido de la revolución. A Versalles llegan los panfletos en los que el pueblo pide la cabeza de los nobles y los monarcas. Obviamente, sin necesidad de hacer spoiler, la cabeza de la reina está entre la lista.
La duquesa Grabielle de Polignac, Sidonie y la Reina cambian radicalmente sus aptitudes y todo parece desmoronarse. Versalles arde y el final parece estar próximo. Es cuando las verdaderas inclinaciones y las verdaderas pasiones quedan al descubierto. Los libros de historia dicen muchas cosas, la película muestra una de ellas.
Cuando la película parece acabar se oye una voz en off:
"Me llamo Sidonie Laborde. Soy Huerfana de padre y madre. Era la lectora de la reina y pronto no seré nadie"
Adios a la reina, con permiso del documental Marley y Moorise Kingdoom, es la mejor película del año y dudo mucho que ninguno, ni siquiera los grandes que aún están por presentar su material, superen a esta película. La sutileza, la manera de tratar el tema del amor, convirten esta película en una obra maestra del cine contemporáneo. Un ejercicio de estilo totalmente justificado y con un valor narrativo impresionante. Disfrutarla.
Sidone, en las sucesivas visitas a la reina, va entablando una relación muy especial con ella, pero no todos los actos son interpretados de la misma forma. Sidonie, presa de su devoción por la reina, va adquiriendo cada vez un sentimiento, que, sin saber si simplemente es admiración o hay algo más detrás de él, hace que su actitud hacía la reina se vuelve reservada y a la vez ese sentimiento la haga que su desconcierto vaya en aumento. Verdaderamente, que la película se ambiente en los inicios de la Revolución Francesa, me deja con la duda de saber como hubiera evolucionado esta relación entre ambos personajes, porque está claro que si el pueblo francés en el 14 de julio de 1789 no hubiera tomado la Bastilla, la relación entre estos dos personajes hubiera sido muy distinta, o eso quiero pensar yo. No obstante, al margen de mis pensamientos, la película avanza de forma lenta y los pasillos de Versalles se transforman en un ir y venir de criados, señores y nobles tras el estallido de la revolución. A Versalles llegan los panfletos en los que el pueblo pide la cabeza de los nobles y los monarcas. Obviamente, sin necesidad de hacer spoiler, la cabeza de la reina está entre la lista.
La duquesa Grabielle de Polignac, Sidonie y la Reina cambian radicalmente sus aptitudes y todo parece desmoronarse. Versalles arde y el final parece estar próximo. Es cuando las verdaderas inclinaciones y las verdaderas pasiones quedan al descubierto. Los libros de historia dicen muchas cosas, la película muestra una de ellas.
Cuando la película parece acabar se oye una voz en off:
"Me llamo Sidonie Laborde. Soy Huerfana de padre y madre. Era la lectora de la reina y pronto no seré nadie"
Adios a la reina, con permiso del documental Marley y Moorise Kingdoom, es la mejor película del año y dudo mucho que ninguno, ni siquiera los grandes que aún están por presentar su material, superen a esta película. La sutileza, la manera de tratar el tema del amor, convirten esta película en una obra maestra del cine contemporáneo. Un ejercicio de estilo totalmente justificado y con un valor narrativo impresionante. Disfrutarla.
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