jueves, 2 de agosto de 2012

El primer Convoy de Mikhail Kalatozov

Notable


Que Kalatozov es un buen director, creo que todos los que hemos visto sus películas más conocidas lo tenemos claro, independientemente, de la historia, que puede gustar más o menos, te puede resultar complicado de conectar si piensas que el tufillo a apología comunista está detrás de las grandes producciones que este señor realizada, pero lo cierto es que a nivel técnico y formal, Kalatozov es uno de los directores con los que más he disfrutado, dejándome con la boca abierta en más de una ocasión.

En El primer convoy, Kalatozov aún tiene el lastre de la creación soviética de posguerra, arraigada en la necesidad de crear obras, si bien con cierto tinte occidental, pero muy preocupadas de ensalzar la figura del comunismo y el sistema político, un sistema que había ganado la guerra y que se afirmaba como la alternativa al gigante capitalista del otro lado del océano. No podemos echar la culpa al director de que la película ensalce de un modo claro los valores del régimen comunista, porque si querías dirigir, o te ibas a otro país o apechugabas con lo que había. Aunque cuando vemos una película del mismo año, americana, que ensalza los valores de la vida democrática y liberal de Norteamérica, no pensamos que sea un panfleto yanqui, así que todo es cuestión de perspectiva.







Kalatozov aún no es el romántico director de Cuando pasan las cigüeñas, ni el director de increible capacidad técnica de Soy Cuba, pero si es un director que se preocupa por el conjunto y porque el resultado sea apropiado, quizá un poco manierista y tramposo en algunos casos, pero excelente en su conjunto. Se me ha hecho raro ver sus contrapicados y sus planos secuencia en color; en mi mente estaba el Kalatozov de los planos secuencia de Soy Cuba y el tratamiento excelente del blanco y negro y lo cierto es que al principio cuesta, pero luego te acostumbras, sobretodo si tienes las referencias de las dos películas mencionadas. El director de forografía Sergei Urusevsky se estrena en la direción de este departamento con Kalatozov, director de fotografía que luego firmará las excelentes Cuando pasan las cigüeñas, y Soy Cuba.


La historia es correcta, aunque a veces resulta difícil conectar con los personajes, ya que los nombres cuesta aprendérselos y en muchos casos utilizan diminutivos o gentilicios para denominar a las personas y eso es confuso, pero tampoco es una parte excesivamente negativa. Kalatozov nos ubica en la estepa de Kazakhstan y nos presenta a un amplio grupo de jóvenes pertenecientes al Komsomol, la organización juvenil comunista, de donde los jóvenes empezaban a ganar méritos para luego llegar a ser grandes dirigentes (llego a tener 40 millones de miembros) Estos jóvenes eran trasladados de forma voluntaria para crear granjas y comenzar cultivos en las tierras vírgenes, creando pequeños grupos para abastecer a la máquina soviética y de esa forma seguir colonizando los territorios periféricos. Este es el marco histórico de la película y he de decir que cuenta lo ocurrido con bastante rigor histórico (al margen que en el momento de la filmación de la película era un hecho que este tipo de prácticas seguían estando vigentes) Los conflictos de los jóvenes con los mandos de los soviet, las intrigas y los líos amorosos, son el eje conductor de la película para mostrarnos el trabajo de aquellos jóvenes del Komsomol, ávidos por tener el reconocimiento de sus dirigentes.

Contiene momentos de absoluta genialidad por parte del director, unidos a momentos dramáticos muy bien realizados, si bien es cierto que a veces flojea y las subtramas de los jóvenes parecen un poco insulsas, pero en conjunto creo que es una película bastante correcta. El principal problema es conectar con la historia, pero una vez conseguido eso es imposible no disfrutar con la belleza de las imágenes de este director.


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