sábado, 18 de mayo de 2013

"Marea Letal": Dedícate a los documentales, John (sin acritud)




El amante de los océanos, John Stockwell, como ya demostró con Al filo de las olas e Inmersión letal, vuelve una vez más a sumergirse en las profundidades marinas con Marea letal (cómo les gusta a los traductores de títulos hacer estos chascarrillos entre títulos propios de los directores...), una película protagonizada por la pareja Halle Berry-Olivier Martínez, con todo el revuelo de su romance post película, que en Estados Unidos no ha gozado de un buen recibimiento, estrenándose en cines de forma muy limitada y prácticamente yendo directa al dvd, lo que sorprende un poco que, en nuestro caso, sí se estrene en cines (aunque es de suponer que también de forma limitada...).

Y es que la película carece de gran interés salvo por su lado semidocumental, ya que la historia que nos cuentan tiene poco donde rascar, ni mucho menos da para las casi dos horas que dura y todos sabemos el único camino posible que puede tomar la trama para que tenga sentido como película, lo que la convierte en altamente previsible, y el camino hasta dicho final se haga rutinario, de mero trámite. La película cuenta la historia de una pareja que trabaja estudiando a los tiburones, en una de sus salidas tienen un percance y muere un amigo que trabaja con ellos devorado por un tiburón. Esto afecta a la pareja emocionalmente y deciden separarse. Al año, ella está sin dinero y a punto de perder su barco embargado, aparece su marido con una suculenta oferta de un millonario y su hijo, que quieren nadar con tiburones, fuera de las jaulas habituales. A pesar de las reticencias iniciales de ella, acabará accediendo por la necesidad monetaria


A historias simples, personajes clichés. Eso debieron pensar los guionistas, pues nos encontramos con unos personajes poco trabajados con estereotipos preestablecidos que ni se molestan en desarrollarlos, más allá de un par de datos con la finalidad de que el espectador empatice con ellos, pero esto no se consigue de forma tan sencilla, y encima, realmente, no aporta prácticamente nada a la trama.

Por si los problemas fueran pocos, hay que sumar que hay dos escenas que trascurren de noche (la de los cazadores ilegales y el final) que se hacen difíciles de seguir por la falta de iluminación, no se muestran claramente los hechos y por ello pierden intensidad.
Así, se enturbia un poco lo más rescatable de la película, las escenas submarinas, así como los ataques de los tiburones, donde se nota la verdadera pasión del director/actor John Stockwell, y donde mueve la cámara como pez en el agua, consiguiendo escenas de bella factura.
Quizás debiera sentarse a meditar y plantearse dedicarse más enteramente al apartado documental que a las películas de ficción. Al menos así no engañaría a nadie con tramas baratas y nos dedicaríamos a contemplar felizmente el mundo submarino en todo su esplendor.

5/10

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